
La victoria sobre Brasil dio paso a los festejos en el Poli: vuelta olímpica, cantos, abrazos, papelitos y baile. Hasta reverencias para Scola. Una noche mágica en Mar del Plata:
Esta vez sí el desahogo fue total. Y Lamas se sumó a la fiesta y cantó con los jugadores, que gritaron desde el exacto momento que terminó el partido hasta que se retiraron del estadio. Hubo ovaciones para el bigote de Kammerichs, para Scola cuando recibió el MVP, para el propio DT, para todos… Hubo vuelta olímpica y papelitos. Y champagne. Hubo abrazos con Vaccaro, con Morresi, con cualquiera que pasaba por la cancha. Sonó La Mancha de Rolando y Pier. No sonó We are the champions, de Queen. Curioso.
Hubo baile en ronda, tiradita colectiva sobre la copa al mejor estilo Boca en la etapa de Bianchi y reverencia a Scola, quien luego sacó a la pista a sus hijitos. Hubo un momento de exceso en el que Delfino tomó el micrófono y gritó: “Al final les rompimos el culo, la puta madre”. Y los nueve mil asistentes se rindieron ante semejante oratoria. Fue una noche de invierno. Histórica porque marcó el primer título en un Preolímpico para la Argentina. Entre muchas otras cosas.
Nota: Germán Beder gbeder@ole.com.ar
Diario Olé